Bras Rodrigo Gaitero, presentó su nuevo disco con la cantante flamenca María Gracia | «En Estados Unidos se dieron cuenta de que la música asturiana tiene mucha calidad y es muy exportable. Otra cosa ya es nuestro marketing».El gaitero Bras Rodrigo (Perlora, 1978) vive ahora una intensa época de creación artística. En solitario ha lanzado ‘A pause in New York’, un trabajo de inspiración norteamericana con la gaita y la cultura celta como eje principal. Como director de la Banda de Gaitas de Corvera sigue organizando viajes al extranjero y ya preparan con ansia su 20 aniversario. Ayer estuvo en el Arcu Atlánticu presentando su nuevo disco junto a la cantante flamenca María Gracia. Una mezcla cultural más que no parecen abrumarle.
-¿Cómo puede una ciudad como Nueva York inspirar a un gaitero?
-En el disco intento recrear un poco las vivencias que me aportaron varias situaciones. Una de ellas es cuando fui por primera vez allí en 2005, al frente de la Banda de Gaitas de Corvera. Me impresionó mucho lo celta que es una ciudad como Nueva York, está llena de irlandeses. Muestra de ello es que allí se celebra el desfile de San Patricio más multitudinario del mundo que se lleva haciendo ininterrumpidamente desde 1772. La ciudad es un plató gigante de Hollywood y una cuna del atlanticismo.
-¿Por qué motivo fue hasta allí?
-Nos invitaron a participar en el desfile. Algunos irlandeses nos habían visto en los mundiales de Fútbol de Corea y Japón, a los que habíamos ido junto a la selección española de fútbol. Se quedaron totalmente sorprendidos de que en el norte de España hubiera cultura celta. A raíz de ahí, fuimos siete veces a Nueva York.
-¿Cómo es ese desfile?
-Es espectacular. Una gran marcha por la Quinta Avenida en la que participan más de 250.000 personas, 500 bandas de gaitas, veteranos del ejército… Merece la pena vivirlo al menos una vez en la vida.
-Ahí empieza a gestarse ‘A pause in New York’.
-Sí, quedo sorprendido por la ciudad y empiezo a impregnarme de todo ello. La canción que da el título al disco, por ejemplo, se basa en la historia de Manhattan. Ahí habitaban los indios Lenape y cuando llegaron los holandeses les compraron la isla por 24 dólares y los exterminaron a todos. Así, la canción es una función de cantos de indios y música tradicional asturiana.
-¿Casan bien las dos cosas?
-Sí, ya que toda la música tradicional, sea de donde sea, tiene un sustrato común, ya sea de China, Chile, Marruecos o Asturias. Es una cosa que me llama poderosamente la atención. Muestra de ello es que puedes juntar las dos cosas con una armonía perfecta.
-¿Fue buena la recepción a la música tradicional asturiana?
-Muy buena. Creían que iba a llegar de aquí alguien tocando la pandereta y les castañueles y quedaron impresionados. También por el hecho de ver mujeres tocando la gaita. Por eso y por la calidad, ya que se dieron cuenta de que era algo totalmente exportable. Otra cosa ya es nuestro marketing.
-¿No sabemos vendernos bien?
-Con la gaita siempre sitúan a Galicia y País Vasco. Desde las instituciones no se patrocina la cultura asturiana como se debería. Se hace con la gastronomía, pero la música, en concreto, no. No sé si serán prejuicios u otro motivo, pero es algo evidente.
Fusión de tradiciones
-Al Arcu Atlánticu llega con una propuesta, cuanto menos, extravagante.
-Sí (ríe). Vengo con dos cosas: una es una fusión norte-sur con una artistaza sevillana llamada María Gracia, cantante de copla, flamenco y actriz. Va a interpretar un tema de un emigrante que se va a hacer las Américas y allí encuentra al amor de su vida en un malecón. Luego también se podrá ver en la canción ‘Pause in New York’ a los espíritus de los Lenape encarnados en las ancestrales máscaras de los Sidros de Valdesoto.
-¿Cómo surge esta mezcla?
-Es la primera vez que hacemos algo así. Nace de la búsqueda de diferentes fusiones de las músicas tradicionales de cada sitio. Es una voz flamenca pura, nada comercial, y el resultado que se va a ver en la plaza Mayor muy interesante.
-¿Existe una buena cantera de gaiteros empujando fuerte?
-Sí, es un hecho. Incluso en León, Zamora, el Bierzo, Cantabria… Cada vez se va expandiendo más y realmente creo que hay cantera. No fue el boom de los 90, pero sí que estamos repuntando en la afición. Además, el instrumento está incluido en una gran variedad de estilos.
-¿Sigue teniendo tiempo para la Banda de Gaitas de Corvera?
-Sí, claro. Estoy intentando compaginar el lanzamiento de la carrera en solitario con la dirección de la banda. Estuvimos en mayo en Marruecos, en un festival llamado Entrerritmos para explorar su música. Lo próximo que tenemos en mente es hacer un concierto en 2018 de los 20 años de la banda. El tiempo pasa muy rápido. (Ríe).
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