«La cultura celta hermana el noroeste español, también Ávila»
Apasionado de la gaita asturiana, y capaz de transmitir esa pasión a sus oyentes, Bras Rodrigo vuelve este viernes a Ávila con su nuevo espectáculo, una alegre y magnífica reivindicación de un instrumento tradicional lleno de posibilidades.
Bras Rodrigo, gaitero asturiano de renombre internacional –fue miembro del comité ejecutivo del Desfile de San Patricio de Nueva York y embajador oficial del Desfile de San Patricio para España– que está trabajando muy duro y con mucho éxito por reivindicar ese instrumento como un gran valor sentimental y objetivo de la cultura española, vuelve a Ávila para ofrecer este viernes un concierto en el Auditorio Municipal de San Francisco, el mismo escenario en donde demostró su calidad hace poco más de un año.
Si vuelve tan pronto a Ávila será que se fue con buenas sensaciones hace un año.
Así es, nos fuimos muy contentos del concierto que ofrecimos el año pasado, y por eso estamos aquí de nuevo.
Imagino que este espectáculo que ofrecen mañana es diferente a aquel.
Sí, no podía ser de otra manera volviendo a la misma ciudad. Ahora venimos con un espectáculo completamente nuevo que se titula Imperio celta, en el que hay mucha música con nuevas canciones, entre las que cabe destacar el estreno de dos temas, La flor del Birobán y Una historia sin final, como adelantos de mi quinto disco, que saldrá publicado a finales de año… y también proyecciones.
Y también hay, digamos, literatura oral por su parte.
Podía llamarse así, sí. A mí me gusta hacer una introducción a cada canción que vamos a interpretar, algo que veo que a la gente le gusta también mucho; podría decirse que es una seña identidad del espectáculo ese contar al público en qué me inspiré para componer una canción, por ejemplo, un paisaje o sentimiento o una leyenda antigua.
¿Y cuáles son los principales motivos de inspiración que le mueven a componer esas canciones?
Para componer mis canciones, tanto la letra como la música, me inspiro principalmente en las historias antiguas de la mitología céntrica, y luego en los paisajes. Me sirven igual esas viejas leyendas de la mitología celta o de la tradición oral asturiana que estar tranquilamente junto a un lago de aguas cristalinas, una cascada, un río, un bosque verde o una antigua mina de oro romana… por ejemplo el videoclip de La flor del Birobán está grabado en una antigua mina de oro de Asturias muy parecida a Las Médulas del Bierzo, que se llaman As covas d’Andía.
¿Cree que contar esos detalles de su música ayuda a que la gente la entienda mejor, y también a que la disfrute más?
Yo creo que sí, porque es lo que me ocurría a mí cuando siendo pequeño mi abuelo me contaba sus cuentos, y siento que la gente valora más la música si se la explicas y le cuentas la historia que hay detrás de una canción. Y en las introducciones que hago lo que cuento es qué hay detrás de cada tema, porque una canción no es simplemente una melodía y una letra, sino que tiene una historia que la enriquece, por qué se hizo, en qué se inspiró el autor, etcétera.
En su labor creativa tiene un gran peso la reivindicación de la gaita como instrumento valioso y versátil.
Sí, porque creo que es bueno hacer valer nuestra cultura popular, que corríamos el riesgo de perderla. Cuando salimos a actuar fuera de España vemos que la gente piensa que España es un país de música flamenca y de música de guitarra, y poco más, pero hay una línea divisoria, imaginaria, que pasa por Madrid y todo el noroeste peninsular, abarcando toda Castilla, Galicia y Asturias, donde la gaita ha sido muy importante.
Yo siempre he reivindicado esta música, y quizás por eso fui coordinador del Desfile de San Patricio de Nueva York; la España celta ha sido para mí desde pequeño una reivindicación y una fuente de inspiración y fui tan pesado que hasta mis amigos me llaman ‘el Celta’ por ese motivo.
Además de que la gaita, usted lo demuestra, ofrece unas posibilidades enormes, insospechadas para la mayoría.
Sí, con la gaita puedes hace no solamente música tradicional celta sino también rock, pop y otros géneros como el vals al más puro estilo vienés, es un instrumento lleno de posibilidades. Con la gaita podemos hacer cualquier cosa y a la gente le gusta, le encanta, tanto que estamos llenando todos los sitios donde vamos, y eso nos deja muy contentos porque es un orgullo que nuestra música guste tanto al público.
Dice el público que se lo pasa en grande en sus conciertos.
Nosotros –le acompañan sobre el escenario Javi Ramos (guitarra), Carlos Laiz (bajo), Jorge Fernández (batería), Lorena González (percusiones), Samuel Rodríguez (teclados y coros) y Richard de la Uz (voz)– hacemos todo lo posible para que el público disfrute al máximo de nuestro espectáculo. Son dos horitas de música, a veces más, en forma de conciertos muy interactivos en los que nos encanta que el público participe. Y lo hacemos un poco al estilo Wagner, que empezamos despacín y vamos subiendo, subiendo de fuerza hasta llegar a la máxima potencia final.
Siendo alguien que siente pasión por todo lo que tiene que ver con lo celta, imagino que conoce el poso que de esa cultura existe en Ávila.
Sí, claro, conozco ese pasado abulense y lo admiro mucho. De hecho estuve grabando el pasado año en el castro vetttón de Ulaca y también fui a visitar los Toros de Guisando. Repito que todo el noroeste de la Península Ibérica está hermanado por la cultura celta y ahí se incluye Ávila con su pasado vettón; y no solamente lo que ahora es España, con Castilla, León, Asturias y Galicia, sino también la zona norte de Portugal.