El gaitero Bras Rodrigo presenta su nuevo disco en Andalucía: “Remanecer”
El asturiano es el inventor de la Gaita Led, que puede apreciarse en el videoclip que da nombre al disco
Sevilla, 11 de agosto de 2020. Con motivo de la promoción de su último disco, “Remanecer”, el reconocido gaitero asturiano Bras Rodrigo se encuentra en Andalucía esta semana, una de las paradas en una agenda que se ha visto obligada a adaptarse a las circunstancias actuales.
Bras Rodrigo tiene previsto actuar este jueves en el popular programa de Canal Sur Televisión, “La tarde, aquí y ahora” presentado por Juan y Medio, y además grabará una actuación para la televisión digital Jerez TV, en la emblemática Alameda Vieja de la localidad.
La palabra asturiana “remanecer” significa resurgir de las cenizas. Como si de una premonición se tratara, el primer single del disco disco vio la luz el 17 de marzo, coincidiendo con la festividad de San Patricio, tres días después de decretarse el Estado de Alarma. En el videoclip del tema que da nombre al disco grabado en Saliencia (Somiedo) podremos apreciar la Gaita Led, un invento de Bras Rodrigo que da lugar a un efecto visual sin precedentes en esta categoría musical, pues la gaita se ilumina en la oscuridad y da la sensación de que está flotando en el aire.
“Remanecer” es el cuarto disco de Bras Rodrigo, en el que ha dejado una vez más su seña de identidad, ya que es el único gaitero en el mundo que compone la letra y la música de todas sus canciones.
El asturiano ha recorrido gran parte del mundo con su inconfundible gaita: fue Coordinador Ejecutivo para Europa del Desfile de San Patricio en Nueva York y ha tocado en Taiwán, Corea del Sur, China, Chile, Boston, Newport, Sao Paulo, Buenos Aires, Santo Domingo, Cabo Verde y Marruecos, entre muchos otros.
Nació en Perlora, concejo de Carreño, el 6 de mayo de 1978. Desde muy pequeño la gaita fue una de sus grandes pasiones. A la temprana edad de 5 años empezó a tocar el mágico instrumento. Cerca de su casa, en Perlora, impartían clases. Pasó por allí y sólo con oír el sonido de la gaita, sin verla, se enamoró de ella. Llegó a su casa muy emocionado y dijo que quería tocar “eso” que sonaba en las escuelas, tan solo a veinte metros de su casa. Su abuelo le regaló una gaita y desde entonces sólo dejó de tocarla cuatro años como consecuencia de la pérdida de éste. Desde 1990 hasta ahora, la gaita es una extensión de su cuerpo y su mejor forma de expresarse.