El gaitero que conquistó Nueva York cambia la música navideña

Bras Rodrigo publica el primer disco de villancicos tocados con gaita

Bras Rodrigo, ‘El Celta’ como le llaman sus amigos, por su incansable defensa de esta ancestral cultura, podría ingresar en el libro Guinness como autor del primer disco de villancicos donde la gaita es el principal instrumento. Christmas Pipes incluye siete temas: cinco versiones de los villancicos más conocidos del mundo, como Noche de Paz, We Wish You a Merry Christmas, Jingle Bells o El tamborilero, y un Un año de felicidad, compuesto por el propio Bras, en su doble versión en castellano y en asturleonés, esta última con voz de Richard de la Uz. En apenas unos días ha conseguido que su villancico supere las 200.000 visualizaciones en Facebook y Youtube y ahora lo promociona en León. Afirma que no sólo la música celta tiene tirón en el Noroeste, sino que «gusta muchísimo en la España no celta».

«Soy un amante de la Navidad», afirma Rodrigo para explicar por qué se embarcó en un disco de villancicos, tras publicar hace unos meses A pause in New York, donde mezcla música celta con electrónica, clásica y hasta tradicional. Este álbum toma su título de la reiterada participación del gaitero asturiano en el desfile del Día de San Patricio, en Nueva York. «Allí se quedaron tan sorprendidos con nuestra cultura celta —tocó con su banda Aires de Corvera— que me nombraron coordinador ejecutivo para Europa del desfile de San Patricio de Nueva York», que es el festival celta más antiguo, más grande y más importante del mundo. Se celebre desde 1762 y anualmente convoca a dos millones de personas.

Bras Rodrigo (Perlora, 1978), músico formado en el Conservatorio de Oviedo, ha tocado no solo en Manhattan, sino en Irlanda, Alemania, Bélgica, Indonesia, Corea, Taiwán, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay o Marruecos. Afirma que «la música celta está más de moda que nunca. Estamos recogiendo los frutos del trabajo de las escuelas de música tradicional que se crearon hace veinte años».

Él empezó a tocar la gaita con cinco años. Su abuelo le compró la primera. Cuando tenía ocho años, tras la trágica muerte de su abuelo en un accidente en Ensidesa, guardó el instrumento en su funda durante cuatro años. En 1998 obtuvo la plaza de profesor en la Escuela Municipal de Música de Corvera, donde fundó la banda de gaitas del mismo nombre. Destaca también por su labor como compositor, como el villancico Un año de felicidad que ha incluido en su nuevo trabajo.

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