«La música también puede entrar por los ojos»

Bras Rodrigo, gaitero | Acaba de publicar el primer single de su nuevo álbum, ‘Remanecer’, que se edita el próximo mes de abril.

Bras Rodrigo con su gaita led. / E. C.

‘Remanecer’ es el título del single que vio la luz el pasado 17 de marzo, día de San Patricio, y el del álbum que se estrenará en abril. Y el significado viene muy al caso en estos tiempos confinados y confusos. El inventor de la gaita led reflexiona sobre el celtismo en el que es su cuarto disco.

-‘Remanecer’. Parece premonitorio.

-Parece que lo hice adrede, que tenía una bola de cristal con lo que iba a pasar. Desde pequeño me gusta mucho la llingua asturiana, pero esa palabra me parece una pasada, es volver a salir, renacer de las cenizas.

-¿Qué tiene este álbum que no tenían los tres anteriores?

-Desde pequeño me gustó el tema del celtismo, las investigaciones de quienes buscan e intentan encontrar los orígenes del pueblo celta. Hay diferentes teorías y hace dos o tres años apareció una nueva de un genetista de la Universidad de Oxford, que sostiene que está en el noroeste peninsular, Asturias, Galicia, León y norte de Portugal. El disco va buscando esos orígenes fusionando lo que yo hago, que es música asturiana, con la de la zona de Turquía, donde están los gálatas, la Bretaña francesa, y también de Asia y África. Voy indagando, buscando esas raíces musicales.

-Es un trabajo de investigación, entonces.

-Sí, ya llevo años con este asunto, no es que me haya puesto a hacer un disco de pronto y ya está, ya tenía en el tintero temas desde hace tiempo. En cierta forma es hacer balance de 34 años de carrera musical.

-34 son muchos años.

-Sí. Ya llovió. Empecé a tocar la gaita con cinco años, entonces era un enseñanza muy tradicional.

-¿Qué se ha hecho en estos 34 años en el mundo de la gaita?

-Lo primero, reglar la enseñanza. El recorrido fue inmenso. Ahora está en el conservatorio, homologada a cualquier otro instrumento y hay una buena cantera de nuevos alumnos. La gaita vive una segunda edad de oro.

-O sea, que tiene futuro.

-Hay muchos y buenos gaiteros con todo el futuro por delante. Queda mucho por investigar y por crear. Yo con este nuevo invento de la gaita led intento dar un giro a la innovación estética del instrumento. Busqué aunar la tradición milenaria con la innovación, afrontar nuevos cánones estéticos, que lo veas y te llame la atención, que te quedes mirando. Es una forma de acercar más al gran público al instrumento y, de momento, creo que lo estoy consiguiendo al 99%.

-¿Qué papel juega lo visual en la música?

-Depende del público al que se dirija. Si alguien va a ver un concierto de gaita porque le gusta mucho la gaita, el porcentaje visual sería poco o casi nulo; si es alguien que pasaba por ahí y se queda, es importante.

-¿La música entra por los ojos?

-La música también puede entrar por los ojos, si la diriges a un público que no está buscando eso que tú estás haciendo y de pronto ve una gaita que se ilumina en la oscuridad. Tú tienes 59 segundos para engancharle. Esa luz es el primer anzuelo, luego ya le tiene gustar. Esto sucede con la música y con casi todo.

-¿En qué otros territorios le gustaría adentrarse?

-Me apetece seguir investigando sobre los orígenes del celtismo, pero no sé hacia dónde me dirijo, voy por impulsos y sensaciones.

-¿Cómo es su proceso de composición?

-No sabría explicarlo. Me inspira una sensación, una tormenta, un paisaje, un río de agua cristalina… Un poco de todo.

-¿Le inspira algo el coronavirus?

-De momento no. Pero de todas las situaciones se tiene que sacar algo positivo, y en este caso es la solidaridad y la derrota del individualismo.

-¿Cuándo cree que podremos verle tocar y tocar?

-No sé. Iba a hacer una gira pero está todo parado.

-¿Se anima a recomendar algo de música para una pandemia?

-Hay que escuchar un poco de todo. Recomiendo a la gente que se acerque a la música celta, world music, de raíz.

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